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lunes, 26 de diciembre de 2016

El conocimiento: El árbol que todos debemos comer



El desarrollo del conocimiento se ha convertido, históricamente, en un mito. Sus procesos han sido formas de control social y mantenimiento de status. Saber con exactitud el origen de este mito es imposible, el conocimiento siempre ha aparecido, ante los ojos del hombre como una realidad maravillosa e intrigante (Cardona, 1996). Descrito de otra manera: el conocimiento para una mayoría es inalcanzable.
A medida que el tiempo transcurre el conocimiento se ha venido desmitificando, la evolución de los procesos para difundir la información ha permitido que ocurran estos avances. De esto ha dependido las condiciones con las cuales las sociedades han establecido el progreso, un ejemplo de ello es ver que los sistemas basados en la democracia han alcanzado mayor progreso social y tecnológico que aquellos donde su base social está reprimida y desinformada (Drucker, 1993 y 1994). En los países denominados subdesarrollados es imposible hablar abiertamente sobre la necesidad de invertir en el conocimiento, menos aún en aquellos Estados donde la inversión requiere de la evolución de los contextos ideológicos y políticos.
En la actualidad, el sistema de información que ofrece la red de internet ha permitido que las culturas o estructuras sociales de diversas razas e idiomas se encuentren o se integren, un ejemplo de ello es la utilización de esta herramienta  por indígenas muy pobres (caso peruano, ecuatoriano y mexicano) para encontrarse con el resto del mundo e informar acerca de sus reinvindicaciones y necesidades, de igual modo existen culturas en países más desarrollados que han hecho uso de este instrumento para integrarse con los otros entes sociales existentes. Esta afirmación contribuye a sustentar la importancia de los medios de difusión masiva en la construcción del conocimiento.
El mundo, en su totalidad e integración, ofrece miles de opciones para que los hombres construyan el saber. Los medios de información mantienen al ser humano abierto al mundo. La internet, la televisión, la prensa escrita y la radio se han convertido en los grandes magos de la transformación del conocimiento. Sin ellos los cambios no hubiesen sido posible.

El Conocimiento: Valor de Vida

Una referencia importante en el contexto de la creación del mito del conocimiento lo es el libro del Génesis de la Biblia. En un acercamiento al análisis de este texto, se puede señalar que la existencia humana sólo ha sido posible por el desarrollo y evolución del conocimiento.
Para ahondar en esta reflexión se transcribe una conversación que sostuvieron, durante una tarde, un pastor de una iglesia evangélica y un educador al momento en que se dirigían a su hogar. La discusión se basó en el reconocimiento del conocimiento como piedra angular del desarrollo y del significado  de la responsabilidad que se adquiere al pertenecer a procesos creadores e innovadores.
La reflexión se inicia con una discusión acerca del árbol del Jardín del Edén, árbol considerado del conocimiento y el cual, según dice el relato, se encontraba en el centro del jardín, el árbol permitió discernir entre el bien y el mal, a su vez hace que todo se descubra y se desnude:

Educador
Creo que los seres humanos deben consumir todo los frutos del árbol del conocimiento. ¿Qué necesidad tuvo Dios de colocar ese árbol en medio del jardín?, ¿Por qué no lo colocó en otra parte que no sea el jardín donde él estaba construyendo la existencia?, ¿Por qué colocó un árbol, y lo llamó del conocimiento y lo puso precisamente al frente de los seres humanos?, ¿No crees tú que Dios estaba interesado en que todos los hombres asumieran el banquete que ofrecía el árbol?.
Pastor
¿Por qué dices todo eso?, suena desafiante. El árbol estuvo allí como una forma de limitar al hombre en sus actos, para recordarnos la existencia de Dios, la de su creador.
Educador
¿Pero fue necesario colocar la tentación de un fruto para recordarle a los hombres la existencia de Dios? ¿Y si pensáramos que el árbol lo colocamos nosotros mismos los hombres y mujeres?, ¿Si pensáramos que el árbol del conocimiento es la representación del mito de las élites que han hecho suyo el conocimiento?. Lo interesante de comerse el fruto es que los seres humanos logramos descubrirnos. Ha habido, en la historia, instituciones, personas, pueblos que han hecho suyos conocimientos particulares y territoriales, cuando otros logran acercarse a ese conocimiento, lo que ha permanecido intacto se dinamiza y se descubre. El conocimiento se inicia cuando los seres humanos nos descubrimos, el destierro del Edén no es porque seamos sólo desobedientes, sino porque debemos ser capaces de crear con base al descubrimiento, es el reto que tienen todos los hombres para llevar a cabo su trabajo en la vida. Todo lo que los hombres alcanzan depende del grado en que se han comido los frutos el árbol del conocimiento.
Pastor
Si, pero comerse el fruto del árbol sugiere una responsabilidad mucho mayor de lo que se cree. Hay que hacer uso del conocimiento para ponerlo al servicio de los demás y contribuir en el desarrollo económico y social de los pueblos. El árbol del conocimiento era responsabilidad de Dios, al comenzar a comernos el fruto de ese árbol se inició el proceso de conversión del hombre, en la medida en que comemos del fruto creemos parecernos más a Dios, por eso el libre albedrío, tenemos que ser responsablemente reflexivo de nuestros actos. Al tener mayor conocimiento mayor es nuestra responsabilidad histórica.
Educador
Eso me recuerda instituciones, personas, pueblos que se han comido el fruto del conocimiento y se alejan de la realidad, creo que nos hemos ido comiendo el fruto y no hemos retornado las energías que los mismos nos ofrecen. Creo que ahí como que está la clave, pareciera que Dios quiere y quiso que nos comiéramos el fruto del árbol del jardín del edén, pero también quiso que asumiéramos la responsabilidad del conocimiento adquirido,  las miserias, el hambre, las guerras han sido sinónimos de mala administración del conocimiento.
Pastor
Si revisamos las primeras páginas del Libro del Génesis nos daremos cuenta que la creación es el producto de un conocimiento. El mundo que hoy tenemos es un mundo de conocimientos creado a partir de experiencias humanas. Los primeros libros de la biblia relatan muchas tristezas, guerras, muertes, producto de la mala administración del conocimiento, Jesús estuvo en la tierra para enseñarnos administrar nuestros talentos, de esa manera reconstruir las alianzas, no sólo de los hombres con Dios, sino también aquellos pactos hechos entre los hombres y que han sido rotos por nuestros caprichos y nuestras concepciones para manejar el poder.
Educador
Entonces, el hombre también es un Dios, o es Dios. Ha sido capaz de intervenir y cambiar el mundo a partir de su experiencia, la creación se convierte en una obra del hombre, el hombre es un creador y esa experiencia puede resultar dos cosas: que el hombre es Dios o que Dios se ha humanizado en el hombre. Creo que si fuese por Dios el árbol del conocimiento fuese más accesible, los hombres y mujeres han requerido de mecanismos de control para establecer las sociedades, y una forma de lograrlo ha sido señalar que tal o cual cosa ha sido inspirado por Dios, convirtiendo, en muchos casos, las situaciones más sublimes en algo considerado fuera de ley, el pecado es un invento del hombre para controlarse a sí mismo.  
Pastor
Creo, apreciado amigo, que ahí está el problema, los hombres no podemos ser Dios por el simple hecho de saber mucho y de construir cosas. El conocimiento que poseemos es la resultante de muchas experiencias y aprendizajes que se han tenido a través de la historia y en donde hemos tenido presente a Dios como interlocutor entre la vida y el pensamiento. Dios ha construido con nosotros la historia, y el conocimiento también es producto de la relación nuestra con Dios.
Educador
Creo que Dios es conocimiento, pero un saber colectivo, el sujeto como individuo se construye a sí mismo en el colectivo. Los pueblos son los más grandes sistematizadores que existen, ellos, en su conjunto, ofrecen a diario saberes producto de su conciencia y del aprendizaje. Entonces los pueblos también son Dios.
Pastor
Dios es todo, Dios es el conocimiento que tu dices, pero también es la sistematización creadora del hombre. Somos  hoy en día el producto de millones de años construyendo conocimientos, pero no lo hemos hecho solo, lo hemos alcanzado con los demás y en compañía y guía de Dios.
Educador
Regresemos al árbol del conocimiento, insisto que debemos seguir comiéndonos su fruto y asumir la responsabilidad que eso significa. Creo que hemos tenido mucho miedo en asumir responsablemente el saber, también creo que una de las raíces del miedo está en la concepción de ese árbol. Ese árbol representa el principio de la historia del hombre, arquetípicamente los seres humanos no hemos valorado el miedo en su dimensión de desafío. Recordemos que los primeros libros de la biblia fueron escritos por pueblos primitivos que deseaban establecer normas rigurosas para desarrollar la organización, y que el conocimiento no podía ser dado a todos debido al miedo. Las élites del conocimiento se basaron en el miedo para mantenerse y para desarrollar lo que son hoy las sociedades. Pero hoy en día la información está en todas partes, tenemos acceso a muchas fuentes.
Pastor
Antes los hombres y mujeres debían seguir al líder sin ningún concepto de crítica, pero también era porque las sociedades no estaban organizadas y estructuradas como hoy lo están.
Educador
¿Qué quieres decirme con eso, que los líderes no funcionaron, o que fueron manipuladores, o qué no existe la necesidad de liderazgo?
Pastor
No, más bien creo que hacen falta muchos líderes, pero sus funciones ahora no son las mismas que las de antes, ahora el líder le corresponde sistematizar no sólo las necesidades del colectivo, sino las esperanzas, los valores, el aprendizaje, lo cotidiano, en fin el conocimiento y la práctica... si el conocimiento es el principio del ser humano, también es el fin como objetivo...
Educador
Entonces la salvación es el desarrollo del conocimiento.
Pastor
No, Dios es la salvación.

Lo anterior se ilustra por sí mismo, cabe señalar las siguientes consideraciones de interés:
1. El conocimiento representa un valor histórico del desarrollo de la humanidad, la evolución de los seres humanos, de los pueblos y naciones, depende de la concepción y del manejo que tienen del conocimiento.
2.  El conocimiento es el producto de las relaciones, ya sea entre los sujetos mismos o entre los sujetos – objetos (García, 2000), pero también es producto de los esfuerzos colectivos y de la integración de dichos esfuerzos con la historia. 
3.  El ser humano ha desarrollado sus propias metodologías para alcanzar el conocimiento, en lo común y en lo riguroso, se ha venido acentuando el paralelismo entre el conocimiento cotidiano y el conocimiento científico (Padrón, 1994). Esta discusión entre lo subjetivo y lo objetivo del conocimiento ha permitido establecer lo siguiente: (a) buscar metodologías que contribuyan a acceder al estudio de la información; (b) la necesidad de investigar el “centro de las coincidencias” entre lo objetivo y lo subjetivo, como una forma de alcanzar los análisis desde un contexto holístico y equilibrado; (c) comprender el alcance de lo subjetivo y de lo objetivo, tanto en el campo de la investigación, como en el estudio o práctica de cualquier ciencia, área o trabajo; (d) valorar la existencia de comunidades, ya sea de carácter científico o de desarrollo social – humano para llevar a cabo las sistematizaciones correspondientes y las respectivas socializaciones y (e)  considerar que tanto el conocimiento común como el conocimiento científico tienen como objetivo último el llegar a la verdad.
4.  El conocimiento está en crisis, tanto el saber cotidiano como el científico son puntos de referencia para la crítica. La pluralización del conocimiento ha permitido establecer un nuevo rol de la ciencia y de lo cotidiano. La crisis conlleva a reflexionar acerca del papel que juega hoy en día la ciencia y los límites sobre la cual está siendo sustentada.

Bibliografía:
Cardona, F. L. (1996). Mitología Griega. Barcelona: Edicomunicaciones, S. A.
Drucker, P. F. (1993). Gerencia para el futuro: El decenio de los 90 y más allá. (J. Cárdenas Nannetti. Trad.). Bogotá: Norma, S.A. (Trabajo original publicado en 1992).
Drucker, P. F. (1994). La Sociedad Post Capitalista. (J. Cárdenas Nannetti. Trad.). Bogotá: Norma, S.A. (Trabajo original publicado en 1993). 
García, B. G. (2000). Modelo de Competencias del Docente – Investigador. Revista Educación y Ciencias Humanas. (14) 29 - 50. 
Padrón, G. J. (1994). Elementos para el análisis de la investigación educativa. Revista Educación y Ciencias Humanas. (3) 13 – 42.
 
Para citar:
Aranguren, P. G. (2016). El conocimiento. El árbol que todos debemos comer. [Documento en línea]. Disponible: http://lainvestigacioncomotejido.blogspot.com/2016/12/el-conocimiento-el-arbol-que-todos.html [Consulta: Año de la consulta, Mes Día].



viernes, 23 de septiembre de 2016

REFLEXIÓN ACERCA DE: ¿CÓMO NACE UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN?

Mochuelo, fotografía tomada por Juan Cuotto (Venezolano)



Autor: Gilberto Aranguren Peraza

Caracas, 1995



    Cuando se habla de investigación, se asume un término que se aplica a un campo muy amplio de actividades, que a través de los tiempos ha dejado de ser complejo, extraordinario e identificable. Ya que se observa mediante la práctica, que los esquemas de investigación no queda sólo a grupos exclusivos de individuos. El docente del aula, el coordinador de la escuela a igual que el director (a), así como los profesionales de cualquier área, seas ésta científica o humanística, es también gente dedicada a desarrollar investigaciones, no con la connotación y la dimensión con que lo ejercen grupos más especializados, sino dentro de un marco de subjetividad y sencillez, a modo de solventar situaciones problemáticas concretas y particulares; Por otro lado, con frecuencia la rutina de algunos educadores ha conducido el fin escolar a concepciones y esquemas repetitivos, sin proveer transformaciones a las aptitudes tanto colectivas como individuales, esto exige, por supuesto, una participación seria y convincente en lo que respecta las dimensiones históricas –contextuales y teóricas – epistemológicas del conjunto de fases o momentos de los fenómenos y estructuras.

    En el afán de alcanzar las razones para llevar a cabo la comprensión de la verdad y hacer consciente las limitaciones, tanto contextuales como históricas, los hombres y mujeres abordan las problemáticas con las premisas de estructurar y crear nuevos conocimientos. Ahora bien, esta necesidad no avanza por si sola, la construcción o aporte humano a la teoría  va enlazada con los gustos e intereses personales y colectivos y por supuesto con la pretensión de promover alternativas a las ambigüedades, confusiones y cuestionamientos de la realidad.

    Surgen así preguntas que se hace el sujeto investigador, al iniciar un proyecto de investigación: ¿Es de interés el tema? ¿Me gusta? ¿Me interesa? ¿Qué nuevos aportes al conocimiento se logrará con este proyecto? ¿Qué trascendencia histórica – geográfica se promoverá?. El interés o el gusto por algún tema específico debe relacionarse con los contextos – históricos – personales y atendiéndose al conocimiento previo del sujeto, es desde allí que se justifica la razón de la investigación, la relevancia del trabajo, el impacto posible que podría generar y el asumir que se está entrando a lo desconocido.

     La investigación, su proceso y proyecto no está solo en el concepto definido estricto a lo cual debe regirse para ser evaluado como tal, pero tampoco en el extremo anárquico y subjetivo que pretende de modo incontrolado sustituir la dinámica metodológica por propuestas que no contribuyen a sistematizar el aprendizaje y crear nuevas formas de pensar.

     De hecho, lo cierto es que la mayoría de los investigadores han tenido que asumir la investigación, como única posibilidad para la producción del conocimiento, el cómo se logra esto es la discusión.

     El nacimiento de un proyecto de investigación exige por sí solo una intervención del investigador, de su participación depende el impacto que tendrá, en otras palabras la investigación debe ser el eje para promover las transformaciones, no solamente del pensamiento sino del contexto.

    Aunque parezca radical, es preferible ejercer investigaciones con problemáticas bien focalizadas, en un espacio delimitado con la prevención de los obstáculos y sus incidencias en las metas, queriendo decir con esto, que es menester hacer proyectos en un marco de sencillez, ya que la pretensión de asumir situaciones muy amplias que impide la intervención de los investigadores, aún siendo los trabajos muy importantes y creativos, no tienden a suavizar los problemas, mucho menos erradicarlos, es de ciencia parcelar las investigaciones para que sus posibles alternativas de solución lleguen y sean eficaces. Muchos creemos que la investigación es sólo aquello que llena páginas de esquemas y cuadros y no lo que después de un proceso incide en la realidad.

     Por otro lado las concepciones alternas a las investigaciones de tipo tradicionalistas, como las que se rigen dentro de los enfoques Fenomenológico – Interpretativos y de acción, se han permitido originar un sin fin de contradicciones que no vienen al caso, como por ejemplo ambicionar el logro de la producción de los conocimientos sin una organizada sistematización que permita socializar lo aprendido de una manera auténtica y verificable.

      Es imprescindible, con cualquier enfoque epistemológico, el estructurar los objetivos de manera alcanzable, pero no perdiendo la perspectiva dinámica de la investigación, desarrollando estrategias que puedan, mediante la evaluación permanente, modificarlos y hacerlos más accesibles.

      Sobre la base de esta discusión se pregunta: ¿Cómo ha nacido el problema de investigación personal?, Sin querer caer en el anarquismo y las falsas presunciones, menos aún en las contradicciones que pudiesen generar el hecho de a veces creer si es o no necesario el suponer un problema para propiciar un proyecto, o más bien la libertad de descubrirlos y no precisamente  “investigar un problema determinado” (Martínez, 1991). Claro está esto exige reflexión, diálogo y comprensión al respecto.

       En lo que se refiere a mi problema, para la ejecución del proyecto, (a mi modo de ver) me encuentro en la búsqueda  del mismo, ya que se hace relativo la percepción, y para intervenir es como importante e interesante el negociar o el dialogar consensualmente para hacer conscientes a los sujetos que “participan y participamos” en las situaciones que se intentan provocar.

       Una de las consideraciones limitantes dentro del proyecto pensado, es la de encontrar los nexos que impliquen satisfacer de parte y parte los logros de un conocimiento nuevo por supuesto de sistematizar los aprendizajes.

        En conclusión, esta reflexión sólo ayuda a consolidar el “norte” y poner las expectativas al servicio de la creatividad y a partir de allí planificar y actuar en el proceso.



Bibliografía:



Martínez M, (1991): La investigación Cualitativa Etnográfica en Educación. Caracas, Edit. Texto S.R.L. 

  

lunes, 12 de septiembre de 2016

LA JUSTIFICACIÓN DE UN TRABAJO DE INVESTIGACIÓN




Paisaje cultural cafetero de Colombia

Autor: Gilberto Aranguren Peraza

¡Qué difícil se hace a veces justificar un trabajo de investigación!. Se nos complica porque no sabemos en verdad el significado de “justificar”. La justificación representa una actividad cognitiva de comprensión de gran importancia. De manera, que al hacer la justificación en un trabajo de investigación estamos llevando a cabo una actividad de comprensión. O sea, estamos demostrando que comprendemos el asunto que investigamos.
Cuando nos acercamos a investigar el término “justificar” descubrimos que el mismo nos remite a lo siguiente: Justificar: “demostrar o probar que algo es justo o equitativo”. Ahora bien, cómo aplicar esta definición al término justificar, y con precisión al asunto investigado. Para ello, hay que entender que las investigaciones tienen propósitos definidos, los cuales deben ser lo suficientemente fuerte para que puedan ser justificados en un contexto investigativo.
Cuando justificamos una investigación consideramos el valor de dicho trabajo. La justificación, en este sentido es la valorización de nuestro trabajo. ¿Qué tan importante es nuestro trabajo que merece ser investigado? Esa es la pregunta inicial que debemos hacernos al intentar justificar un trabajo de investigación.
Lo primero que hay hacer en el marco de la realización de la pregunta anterior, es explicar lo conveniente que resulta la realización de la investigación, cuáles son sus beneficios, cuál es el provecho de la misma. En este sentido Hernández Sampieri, Feernández y Baptista (1998), señalan lo siguiente:
  
(…) el pa­sante deberá explicar a un comité escolar el valor de la tesis que piensa realizar, el investigador universitario hará lo mismo con el grupo de personas que en su ins­titución aprueba proyectos de investigación e incluso con sus colegas, el asesor tendrá que explicar a su cliente las recompensas que se obtendrán de un estudio determinado, el subordinado que propone una investigación a su superior deberá dar razones de la utilidad de ella. Lo mismo ocurre en casi todos los casos (p.14)

Es pertinente definir algunos criterios para justificar un trabajo de investigación considerando cinco aspectos de interés: la conveniencia, importancia social, trascendencia práctica, justificaciones teóricas, utilidad metodológica.
La conveniencia. Esto supone pensar qué tan conveniente es hacer la investigación, o sea ¿para qué sirve la investigación? ¿Cuál es su utilidad en los contextos en que se desenvuelve el investigador? ¿Cuál es el alcance en ese contexto?
Importancia social. En este aspecto hay que ver la investigación en los contextos sociales donde se implica de manera que pueda entenderse su alcance en ellos. Para responder a la importancia social, es imprescindible preguntarse: ¿Cuáles son los beneficios que trae esta investigación para la sociedad? ¿Quiénes se van a beneficiar de ella? ¿Cuál es el alcance social de la investigación? ¿Cuál es o sería la trascendencia de los resultados de la investigación?
Trascendencia práctica. Para responder a este criterio hay que ver la investigación en el contexto donde se realiza y preguntarse: ¿Cuáles son los problemas que ayudan resolver el proyecto de investigación? ¿Cuáles son las implicaciones del trabajo en un contexto más amplio de dónde se realiza?
Justificaciones teóricas. En esta sección se busca responder los vacíos teóricos que la investigación es capaz de llenar. La idea es preguntarse ¿Para qué puede servir la información y los aspectos teóricos surgidos del proyecto en un contexto más amplio del que se ha utilizado para investigar? O lo que sería lo mismo ¿Para qué nos puede servir la información que hemos obtenido de la investigación? ¿Qué trascendencia tienen los aspectos teóricos que puedan surgir del proyecto? ¿A qué aspectos teóricos de mayor envergadura puede responder la información lograda durante la investigación?
Utilidad metodológica. A nivel metodológico, para qué puede servir la investigación. ¿Cuáles son los aportes técnicos, de instrumentos, metodologías de la investigación para beneficiar otras áreas del conocimiento? En el caso de hacer experimentos ¿Cuál es el alcance de dichos experimentos en el contexto de investigaciones sucesivas y que respondan al hecho de mejorar la calidad de vida de los habitantes de una región o país.
Por supuesto, es complicado pensar que una investigación dé respuestas positivas a cada uno de estos criterios, pero imprescindible que el investigador sea capaz de hacerse cada una de esas preguntas, y aquellas que sea capaz de responder sirvan como marco de justificación de la investigación.

Bibliografía
Hernández, S., R., Fernández, C. C. y Baptista, L. P. (1998). Metodología de la investigación. (2da. edic.). Naucalpan de Juárez, México: McGraw – Hill.